Tengo una espina clavada con el patchwork. El verano pasado, en julio, me apunté a un mes de clases en una tienda. La experiencia fue muy mala. Aprendí muy poco y me sentí totalmente desatendida. Para empezar, creo que es una mala idea ir a clases de patchwork o de cualquier otra cosa a una tienda, a menos que la profesora y la dependienta sean personas diferentes. La mayor parte del tiempo me lo pasé esperando a que mi profesora me atendiera, porque se pasaba las tardes vendiendo y cortando telas para todo el que entraba por la puerta. Hubo un día en que llegó a estar HORA Y MEDIA eligiendo y cortando telas para una señora que quería hacerse una colcha. Las demás alumnas tenían trabajo para coser y no les importó, pero yo era novata y realmente necesitaba una profesora que me fuera explicando los diferentes pasos a medida que iba avanzando. O quizá, simplemente, soy muy lenta y torpe. En cualquier caso, hubo días en los que me fui de allí habiendo cosido cuatro cosas y encima mal cosidas, porque no tenía a nadie que me ayudara. Me sentía frustrada, porque cada vez que hacía algo mal ella me decía que lo descosiera y lo rehiciera, pero no me ayudaba ni me miraba para decirme qué era lo que estaba haciendo mal, de modo que cuando terminaba me volvía a decir que estaba mal y que volviera a hacerlo. Mientras tanto, ella seguía atendiendo la tienda, y yo venga a coser y a descoser como una estúpida.
Por otra parte, desde el principio dejé bastante claro que quería aprender a coser a máquina, para así poder utilizar la que tengo en casa. Pues bien, mi profesora me tuvo cosiendo a mano desde el primer día, pero cuando en septiembre empezó una chica nueva, a ella sí la sentó desde el principio delante de la máquina. Sé que suena a celos de patio de colegio, pero es lo que ocurrió. Creo que no tenía interés en enseñarme porque sabía que yo no le iba a comprar una máquina nueva, mientras que la otra chica no tenía máquina y era una potencial compradora. Lamentable. Volví a decirle que yo también quería aprender a coser a máquina, y entonces accedió a enseñarme de mala manera. Abandoné dos semanas después, harta y aburrida de su particular forma de enseñar.
Espero retomarlo en algún momento, pero lo que tengo claro es que iré a clases a una academia o a una tienda seria, porque lo que no se puede es estar vendiendo, enseñando y al mismo tiempo cotilleando. Porque esa es otra, que ya el primer día me contó su vida y milagros y pretendía que yo le contara la mía.
En resumen: no os recomiendo en absoluto que vayáis a aprender a una tienda, a menos que tengan a una persona para atender a los clientes mientras dura la clase. Por otra parte, mucho cuidado con lo que os venden, porque la profesora-dependienta os intentará vender todo lo que pueda, sin importarle si lo necesitáis para la labor que estáis realizando o no. Yo me gasté cien euros en dos meses de clase y cerca de otros cien en telas y materiales. Tiempo y dinero perdidos.
Eso sí, YouTube tiene unos tutoriales estupendísimos. Y la blogosfera es un gustazo.
(Mi profesora se quejaba de la competencia desleal de la gente que enseña en internet sin cobrar nada, colgando vídeos y tutoriales... ¡¡hay que tener valor!!)
En resumen: no os recomiendo en absoluto que vayáis a aprender a una tienda, a menos que tengan a una persona para atender a los clientes mientras dura la clase. Por otra parte, mucho cuidado con lo que os venden, porque la profesora-dependienta os intentará vender todo lo que pueda, sin importarle si lo necesitáis para la labor que estáis realizando o no. Yo me gasté cien euros en dos meses de clase y cerca de otros cien en telas y materiales. Tiempo y dinero perdidos.
Eso sí, YouTube tiene unos tutoriales estupendísimos. Y la blogosfera es un gustazo.
(Mi profesora se quejaba de la competencia desleal de la gente que enseña en internet sin cobrar nada, colgando vídeos y tutoriales... ¡¡hay que tener valor!!)