sábado, 24 de agosto de 2013

¡Cuidado con las clases de patchwork!

Tengo una espina clavada con el patchwork. El verano pasado, en julio, me apunté a un mes de clases en una tienda. La experiencia fue muy mala. Aprendí muy poco y me sentí totalmente desatendida. Para empezar, creo que es una mala idea ir a clases de patchwork o de cualquier otra cosa a una tienda, a menos que la profesora y la dependienta sean personas diferentes. La mayor parte del tiempo me lo pasé esperando a que mi profesora me atendiera, porque se pasaba las tardes vendiendo y cortando telas para todo el que entraba por la puerta. Hubo un día en que llegó a estar HORA Y MEDIA eligiendo y cortando telas para una señora que quería hacerse una colcha. Las demás alumnas tenían trabajo para coser y no les importó, pero yo era novata y realmente necesitaba una profesora que me fuera explicando los diferentes pasos a medida que iba avanzando. O quizá, simplemente, soy muy lenta y torpe. En cualquier caso, hubo días en los que me fui de allí habiendo cosido cuatro cosas y encima mal cosidas, porque no tenía a nadie que me ayudara. Me sentía frustrada, porque cada vez que hacía algo mal ella me decía que lo descosiera y lo rehiciera, pero no me ayudaba ni me miraba para decirme qué era lo que estaba haciendo mal, de modo que cuando terminaba me volvía a decir que estaba mal y que volviera a hacerlo. Mientras tanto, ella seguía atendiendo la tienda, y yo venga a coser y a descoser como una estúpida.
 
Por otra parte, desde el principio dejé bastante claro que quería aprender a coser a máquina, para así poder utilizar la que tengo en casa. Pues bien, mi profesora me tuvo cosiendo a mano desde el primer día, pero cuando en septiembre empezó una chica nueva, a ella sí la sentó desde el principio delante de la máquina. Sé que suena a celos de patio de colegio, pero es lo que ocurrió. Creo que no tenía interés en enseñarme porque sabía que yo no le iba a comprar una máquina nueva, mientras que la otra chica no tenía máquina y era una potencial compradora. Lamentable. Volví a decirle que yo también quería aprender a coser a máquina, y entonces accedió a enseñarme de mala manera. Abandoné dos semanas después, harta y aburrida de su particular forma de enseñar.
 
Espero retomarlo en algún momento, pero lo que tengo claro es que iré a clases a una academia o a una tienda seria, porque lo que no se puede es estar vendiendo, enseñando y al mismo tiempo cotilleando. Porque esa es otra, que ya el primer día me contó su vida y milagros y pretendía que yo le contara la mía.

En resumen: no os recomiendo en absoluto que vayáis a aprender a una tienda, a menos que tengan a una persona para atender a los clientes mientras dura la clase. Por otra parte, mucho cuidado con lo que os venden, porque la profesora-dependienta os intentará vender todo lo que pueda, sin importarle si lo necesitáis para la labor que estáis realizando o no. Yo me gasté cien euros en dos meses de clase y cerca de otros cien en telas y materiales. Tiempo y dinero perdidos.

Eso sí, YouTube tiene unos tutoriales estupendísimos. Y la blogosfera es un gustazo.

(Mi profesora se quejaba de la competencia desleal de la gente que enseña en internet sin cobrar nada, colgando vídeos y tutoriales... ¡¡hay que tener valor!!)
 
 
 
 

viernes, 9 de agosto de 2013

La cena

Herman Koch

 

Uno de los libros más interesantes que he leído en los últimos tiempos. Comienza como una novela divertida, insustancial. Dos parejas se reúnen para cenar y el narrador, uno de los comensales, nos va presentando la situación y lo que opina de la otra pareja, los hijos, los restaurantes caros y la gente que acude a ellos. Da la impresión de ser una novela divertida, a pesar de que desde el principio ya se nos anuncia que las dos parejas se han reunido para hablar de un problema con sus hijos, un problema bastante serio.
 
A medida que avanza, el narrador va mostrando facetas de su personalidad, de su matrimonio y de la relación que tiene con su familia. Lo que parecía una novela cómica y crítica empieza a transformarse en otra cosa. Lo mejor es que el autor no nos da todos los datos en ningún momento, sólo los que considera que necesitamos conocer, y eso hace que el lector se convierta también en autor, rellenando todos los huecos que faltan.

Creo que es una novela que no deja indiferente, y eso es mucho decir en un panorama literario lleno de novela negra, novela femenina sobre sagas familiares y, cómo no, todas las secuelas, copias e imitaciones más o menos afortunadas del dichoso Grey.
 
Muy recomendable, tanto la novela como el autor, del que seguramente leeré "Casa de verano con piscina", su otra novela.

miércoles, 23 de enero de 2013

Los niños de hoy...

Xabier. 7 años.
"Yo tenía una novia, pero la dejé porque decía que 1x1 son 11 y tuvimos una bronca".

Así están las cosas, señores. Si es que ya decía mi abuela que los jóvenes de ahora no aguantan nada y enseguida se separan por cualquier cosa...

 
Como decía Scarlett:. Design by Exotic Mommie. Illustraion By DaPino