martes, 21 de agosto de 2012

Los ojos de los niños

La infancia es ese lugar seguro al que nos gusta huir de vez en cuando. Incluso quienes tuvieron una infancia terrible guardan algún recuerdo agradable de una época en la que parece que todo lo demás queda fuera. Es como si los niños tuvieran una protección frente al mundo exterior, la protección de la imaginación y la fantasía. Con ella como escudo pueden ser un poco más felices en un mundo que quizá no lo sea. Creo que quizá esa sea la razón por la que a la mayoría de los adultos les gustan los niños. Nos recuerdan nuestro pasado y nos hacen sonreír pensando que fuimos como ellos aunque ya no lo parezca.

Entre mis recuerdos más queridos están el cine y la lectura. A través de ambos creé mi propio mundo, mi lugar particular en el que yo podía ser el personaje que quisiera. Podía ser una princesa rescatada o una mosquetera; podía ser una interna de colegio inglés o una exploradora de África; una actriz de cine o una escritora.
Conservo la mayoría de mis lecturas de entonces. Libros de Enid Blyton, cómics de Bruguera, novelas de Dumas y de Stevenson.

Del cine recuerdo sobre todo dos títulos. "Las aventuras de Robin Hood" en la versión de Errol Flynn y Olivia de Havilland y "El prisionero de Zenda" de Stewart Granger. El primer título tuve ocasión de volver a verlo cuando ya era una veinteañera, y aunque no llegó a disgustarme no pude evitar ponerme triste al ver que la realidad de la película no tenía nada que ver con mi recuerdo. Lo que de niña me había parecido emocionante, divertido y romántico a los veinte años me pareció simplemente una película anticuada e incluso absurda en algunos puntos (¿quién puede creer que un proscrito que vive en el bosque pueda tener un guardarropa tan bien cosido, lavado y planchado y llevar siempre un peinado tan... sorprendente? Por no hablar de los sonrojantes diálogos...)





Fue entonces cuando me di cuenta de que los ojos de la niñez son únicos, porque sólo ven lo que desean ver, lo que necesitan ver para crear a partir de ahí su propia aventura.

"El prisionero de Zenda" no he vuelto a verla, porque me niego a destruir la imagen que tengo de ella, la ilusión con la que la veía de niña cada vez que la ponían en la tele. Puede que Errol Flynn haya perdido glamour, pero me niego a que le ocurra lo mismo a Stewart Granger. Quiero guardarlo en mi memoria como el intrépido espadachín que fue en mi niñez.


Con las lecturas pasa un poco lo mismo. Historias que nos han encantado en una época y que luego, con el paso del tiempo, ya no nos parecen tan maravillosas. O que nos gustan incluso más, como me ha ocurrido con Stevenson, porque al madurar somos capaces de encontrarle más matices, de sacarle más jugo.

Y luego están esas novelas terribles que encontramos en el desván de nuestra madre y que nos horrorizan y avergüenzan, que no entendemos cómo pudimos leer y lo que es peor, cómo pudimos conservar pensando que algún día nos gustaría volver a leerlas. Pero este hallazgo terrible y humillante merece un post aparte.




Releer un libro o ver una película antigua es siempre un riesgo, una aventura que no sabemos a dónde nos llevará. No sabemos si nos gustará tanto como aquella vez, si nos decepcionará o si por el contrario nos parecerá incluso mejor. ¿Merece la pena correr el riesgo?

9 comentarios:

chema dijo...

a mí me pasa igual, ciertas novelas que leí de niño/adolescente, y los comics igual, son como un refugio. las releo en algún momento bajo de ánimo.
has mencionado a stevenson. me encanta 'el dr jeckyll y mr hyde', aunque sea un poco siniestra. es una de las mejores novelas que he leído nunca. este año la he releído de nuevo.
las novelas de autores clásicos como verne, stevenson, poe, conan doyle, wells... son de gran calidad y es raro que nos decepcionen. pero otras obras menos reconocidas quizá sí.
por ejemplo, la novela 'beau geste' la leí en el verano de 3º de bup y me encantó. la releí un año después y ya no me gustó tanto. y ahora, tal como la recuerdo, ya no la volvería a leer ni aunque me pagaran.
me estoy acordando también de 'el mundo de sofía', que la leí en esa misma época. me la regalaron porque me gustaba la filosofía. pero a medida que la leía me entraba remordimiento porque se comparaba al autor con Dios al dar vida a sus personajes, y eso era algo blasfemo. :O creo que por ese motivo no la terminé. ahora no me parecería blasfemo, simplemente me parecería una chorrada como un piano. :D

Inma dijo...

Yo me engaño a mí misma sin pudor. Aunque en el fondo piense que ese libro o esa peli no eran tan buenas como yo pensaba, un extraño sentido de fidelidad me impide expresarlo, ni siquiera a mí misma. Yo le daría una oportunidad al Prisionero de Zenda, no ha envejecido del todo mal.
Escribes pocas entradas en tu blog pero cada una de ellas es un tesoro.

Candela. dijo...

A mi me encanta seguir viendo Robin Hood, de hecho la tengo en Dvd. El Prisionero de Zenda o Scaramouche están tambien en mi videoteca (gracias a las colecciones de La Voz o del Diario de Cadiz que mi madre hace y luego me da porque "yo veo una pelicula una vez, y luego para qué la quiero?". Y a mi me encanta, porque así me he podido hacer con todos los dvds de Historias para no Dormir de Chicho Ibañez Serrador, o todas las de Sherlock Holmes con Basil Rathbone y muchas mas 9si, incluendo landadas, no todo iba a ser perfecto...). Creo que hay que mirarlas con un poco de nostalgia alguna, y con cierta admiracion otras. Tan pocos recursos y tan buenos resultados. Eso sí, me compré todos los dvds de El comando G y Ulyses 31 y vaya si han envejecido mal!! Es que antes no nos cuestionábamos ciertas cosas. Intuyo que mucha gente, con los años, pierde el poder de la imaginación.

Geno dijo...

No me atrevo a decirte que veas "el prisionero de Zenda" por si acaso pero ¿has vuelto a ver Robin Hood desde tu "mala experiencia" de los 20 años? Con unos poquitos más quizá recuperes la magia de la película. Quiero decir, con 20 años también se ven las cosas de una manera diferente, creemos que estamos de vuelta de todo y esas cosas que con el paso de los años descubrimos que no, que aún nos faltaba mucho por aprender. A lo mejor ahora te vuelve a gustar y así puedes atreverte con la otra... A mi es que esa versión de robin Hood siempre me ha gustado tanto... XDDD

Mercedes dijo...

Estoy de acuerdo con Geno. A los veinte años vemos las cosas de manera exigente, no sé decirlo de otra manera. Sin embargo, a medida que cumples años, disculpas muchas cosas. A mi me encanta todavía Robin Hood, ese Erroll Flynn tan absurdamente perfecto en vestimenta como dices, pero tiene el encanto de la època. En cuanto a la segunda pelicula, El Prisionero de Zenda, lo cierto es que la volví a ver hace unos meses y me gustó, no me decepcionó. Curiosamente fue el primer libro que tuve que leer en inglés y creo que la historia no se me olvidará nunca.

Cloti Montes dijo...

Anda, mujer, atrévete con el Prisionero, seguro que no te defrauda. A mí me cuesta muchísimo releer, no lo hago apenas, mejor dicho, sólo lo he hecho en contadísimas excepciones, El Tenorio, Cien Años de Soledad y poco más.
Ah, y esta entrada te ha quedado ideal.
Bssssssss
Cloti

Shirat dijo...

Pues entre todos me habéis convencido de que tengo que volver a ver ambas pelis, así que nada, en cuanto las vea os cuento lo que me han parecido.

Chema, Stevenson es de lo mejor. "El doctor Jeckill y Mr. Hyde" es una de mis favoritas. "El mundo de Sofía" no la he leído, siempre me ha apetecido hincarle el diente, pero es de los que me dan muchísima pereza y a medida que pasan los años me apetece menos.

Cloti, no me extraña que no suelas releer nada. Con todo lo que lees como para encima ponerte a releer... no te darían las horas.

Candela, lo de Comando G y Ulises 31 sí que es nostalgia y de la buena. Qué tiempos.

Geno y Merchi, ya os contaré si con casi 40 soy menos exigente que con 20.

Gracias a todos por comentar y por opinar y compartir vuestras experiencias. Sois un tesoro y siempre me levantáis el ánimo.

Inma, Cloti, me alegro de que os haya gustado la entrada. Sois unos soletes.

BLAS dijo...

Qué linda entrada, Shirat!!

La verdad es que a mi no me han llegado a decepcionar ni las pelis que veía de niña, ni los libros, aunque como dices, los matices que observamos de mayores, son completa y radicalmente diferentes de los que observábamos con ojos infantiles.
Aun a pesar de la falta de veracidad de las antiguas pelis de Errol Flynn, me sigue gustando verlo dando saltitos tan bien peinado siempre, afeitado e inmaculado. Pero esa sonrisa pícara suya era única. El "Capital Blood" era otra peli suya que guardo con placer: La imagen de Flynn agarrado del palo mayor como si fuera una farola, con la brisa moviendo la peluca enlacada: Imagen para la posteridad e inolvidable.
"El Prisionero de Zenda" con James Mason, S.Granger y Deborah Kerr es un clásico que jamás defrauda. Aunque a Granger jamás se le ensucien las botas por muchos fosos que cruce y muros escarpados de castillos que escale...

Shirat dijo...

Gracias Blas. Está claro que tendré que revisar esas viejas pelis y ver si mi visión ha cambiado o por el contrario la he recuperado.

 
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