martes, 12 de julio de 2011

Venecia

La luz.

¿Por qué es tan diferente la luz de Venecia? En Lisboa es brillante, alegre, vital. En París es estimulante y un poco decadente, como la propia ciudad. En Londres la luz es casi un milagro. En Venecia, la luz no es luz. Es color, calidez, puro arte.





Cuando llega el atardecer, el sol adquiere las mismas tonalidades que en cualquier otra ciudad mediterránea, pero la peculiar arquitectura de la ciudad hace que los colores parezcan pintados sobre los edificios. Los ladrillos del palacio Ducal se vuelven rosáceos y luego anaranjados, y la combinación de estos tonos tan cálidos con el azul del agua y del cielo crea un conjunto difícil de describir.

La primera vez que fui a Venecia ya conocía las pinturas de la escuela veneciana, y siempre creí que el peculiar colorido utilizado por los artistas de la época era sólo una cuestión de estilo que los diferenciaba del resto. Ahora sé que no es así. Pintaban la ciudad tal y como la veían. No la idealizaban ni la pintaban con colores maravillosos para embellecerla. La pintaban tal y como es.


Me imagino a un caballero de los de entonces transportado a nuestra época, caminando por las calles que un día conoció tan bien. Asombrándose ante la extraña indumentaria de los muchísimos turistas que llenan la ciudad y el desparpajo de las mujeres que caminan en pantalón o falda corta. Entristecido al mirar los edificios estropeados por la humedad, cada año un poco más hundidos y torcidos. Preocupado pensando qué ha sido de aquella magnificencia que conoció y que hoy es un cúmulo de tenderetes y tiendas orientales de falsificaciones venecianas. Y cuando empieza a creer que se ha equivocado y que el lugar que visita no es real, que no es el lugar en el que vivió hace tanto tiempo, ocurre el milagro. Llega el atardecer. La ciudad se envuelve en tonalidades misteriosas y sugerentes y el caballero piensa. "No me he equivocado. Es Venecia. Estoy en casa." Y sonríe, feliz.

lunes, 4 de julio de 2011

Irina Palm

¿Qué estarías dispuesto a hacer por dinero? Esa es la cuestión. Todos, sin excepción, tenemos un precio. Aunque digamos que hay cosas que no haríamos jamás, la realidad es que todos tenemos un precio. Y si no es un precio, es una motivación de otro tipo que nos empuja a hacer algo que nunca creímos que haríamos.



La motivación de la protagonista es su nieto. Está a punto de morir y ya no sabe de dónde sacar el dinero para los tratamientos. En el pasado vendió su casa y ya no le conceden créditos. No sabe qué hacer y cuando más desesperada parece se le plantea la posibilidad de hacer pajas en un club de alterne y ganar entre 600 y 800 libras semanales. Así como suena. Le parece algo horrible, pero ante la situación de su nieto y la cantidad de dinero que puede ganar, toma una decisión.

Lo mejor: cómo va cambiando el personaje, cómo cambia su manera de relacionarse con vecinos y amigos y cómo llega a comprender que no hay nada malo en lo que hace y que no debe avergonzarse. Su peculiar manera de tratar al ruso que regenta el local y la amistad que surge entre ellos me ha parecido de lo mejor.

Lo peor: la lentitud de algunos pasajes y una banda sonora no demasiado afortunada que acentúa aún más esa lentitud.

Creo que es una película muy recomendable. Marianne Faithfull está estupenda en su papel de abuela viuda con una doble vida, y Miki Manojlovic borda el personaje de tipo duro con corazoncito. Ojo, no es una película blandita con final feliz. De hecho, ni siquiera sabemos si el niño se cura o no. La película intenta explorar la hipocresía de la sociedad en la que vivimos y al mismo tiempo hace que una mujer madura se replantee su vida cuestionándose cosas que jamás se había planteado.

Al verla me acordé de "Una proposición indecente", una película mucho más comercial y desde mi punto de vista vacía. "Irina Palm" es cine íntimo, sentimental y con un punto de humor. El argumento da para una comedia en plan "Full Monty" o "El jardín de la alegría", pero es cine de otro tipo. Puro delicatessen.
Os dejo el trailer:

http://www.youtube.com/watch?v=rqpdgAjKq8A


Y aprovechando el argumento de la película. ¿Estaríais dispuestos a algo así en alguna circunstancia? Todos decimos que no, pero... ¿y si se tratara de salvar a alguien a quien queremos mucho? Bien mirado... ni siquiera es sexo propiamente dicho.

viernes, 17 de junio de 2011

Acoso en el supermercado

A todos nos han parado alguna vez en la calle con la excusa de endosarnos una nueva y por supuesto ventajosa tarjeta de crédito, pero lo de hoy me ha parecido excesivo.

Salgo del supermercado Leclerc de hacer la compra para el fin de semana y me para un chavalín de dieciocho o veinte años EN EL APARCAMIENTO. Yo iba totalmente concentrada en mis pensamientos y de repente me asalta un jovenzuelo que sale de entre los coches y para empezar me da un susto de muerte. Aprensiva que es una. Además su aspecto no era el de un comercial típico. Éste era un pintas y estaba fumando no sé qué. (Qué horror, estoy hablando como mi abuelo). Ha empezado a hablarme a toda velocidad repitiendo todo el tiempo lo fácil que es apuntarse para recibir esta nueva y estupendísima tarjeta. Sólo me llevará unos minutos y blabla... antes de que me haya dado tiempo a decirle que no me interesa, va y me suelta que sólo por darle mis datos él ya cobra cinco euros, y que por favor le deje rellenar la ficha para así poder cobrar. Cuando me llegue la tarjeta puedo romperla y cancelarla, pero a mí no me apetecía y le he dicho que ni hablar. Que luego mis datos quedan en un limbo informático-administrativo y acabo recibiendo todo tipo de publicidad y llamadas no deseadas. Lo tengo clarísimo, así que me he deshecho de él. Encima ahora que me doy cuenta, en ningún momento me ha hablado de las supuestas ventajas de ser titular de esa tarjeta. En lo que incidía una y otra vez es en que él ganaba cinco euros por apuntarme y luego yo podía borrarme cuando me llamaran por teléfono.

Me he subido al coche con muy mala sensación. No me gusta que me aborden de esa manera en un aparcamiento. No me gusta que me presionen diciéndome "si te apuntas gano cinco euros, no te cuesta nada". No me gusta ese chantaje emocional, ese jugar con el sentimiento de culpa de quienes tenemos un trabajo y sabemos lo afortunados que somos por tenerlo cuando tantos lo están pasando mal. No me gusta haber visto la mirada limpia de ese chico tan joven y haber recordado lo duro que es empezar. Lo duro que es tener que vender tarjetas de crédito, seguros o contratos de teléfono y no comerte una rosca porque son trabajos muy duros y desagradables en los que la gente sólo quiere librarse de ti.

Habrá pensado que soy una burguesita cuarentona, insolidaria y fascistoide. Quizá tenga razón aunque yo crea que soy de izquierdas. Tal vez he acabado siendo una de esas mujeres acomodadas que van al super y compran salmón y carpaccio y no quieren que las molesten con las miserias ajenas. Una de esas que cuando están deprimidas se compran algo para levantar el ánimo. Una de esas que arrugan la nariz ante según qué cosas y según qué personas. Lo dicho. Parezco y probablemente soy una burguesita cuarentona. Y lo más triste es que mi estatus económico no es el de una burguesa y ni siquiera he cumplido los cuarenta. Qué decepción.

lunes, 6 de junio de 2011

Limpieza de armarios

Cada cierto tiempo me gusta hacer una limpieza de armarios. Tarea típicamente femenina que los hombres no comprenden porque ellos rara vez conservan algo. En el fondo me dan envidia. Los hombres. Tienen lo que necesitan y se deshacen de todo lo demás.


En fin. La cuestión es que ayer por la tarde comencé empezando por la ropa ("comencé empezando"... ¿está bien dicho?). Tengo abrigos y pantalones de hace una década. ¿Por qué? Pues porque en su día me gustaban mucho y como me siguen quedando bien y están en buen estado los conservo con la esperanza de que vuelvan a ponerse de moda. Sin embargo debo ser realista. Si algún día vuelven a ponerse de moda quizá hayan pasado otros diez años más, y entonces... ¿tendré edad para ponerme según qué cosas? Me temo que no. Así que he comenzado la operación de limpieza. Con todo el dolor de mi corazón, pero hay que desprenderse de cosas.


Pensaba colgar una foto de mis armarios abiertos para que se aprecie el desaguisado, pero después de hacerlas me he sentido mal. Me da pudor. Es como si me mostrara desnuda delante de todos. No, no, no. Deciros que son grandes y hermosos, eso sí. Los armarios. Y ése es el problema. Que cuando tienes sitio de sobra acumulas sin miedo porque todo te cabe, y cuando quieres darte cuenta resulta que te encuentras en paños menores delante de un armario de tres metros lleno de trapos y vas y dices:


-¡No tengo nada que ponerme!


Esa soy yo. Dos armarios empotrados hasta el techo, uno de metro y medio en mi cuarto y otro de tres metros en el pasillo. Los dos llenos hasta arriba de todo tipo de prendas, pero luego resulta que no tengo nada que ponerme porque mi vestuario es de tiempos de la guerra civil. La guerra civil americana.


Ejemplo práctico. Acabo de contar ocho pantalones de vaquero. Uno de ellos blanco, otro negro y el resto (seis) azules de diferentes tonos y lavados. Un delirio. De todos ellos sólo uso el negro y dos de los azules. El resto los conservo "por si acaso". ¿Por si acaso qué? Pues no sé. Están viejos. Por si tengo que pintar la casa (improbable, porque prefiero un chandal viejo, también tengo varios). Por si voy al campo (más improbable aún, voy poquísimo y prefiero un chandal viejo, no sé si lo he dicho ya, pero tengo varios). O sea. De mis ocho pantalones de vaquero, creo que me voy a quedar con los tres que uso y el blanco por si acaso. Ya estamos. ¿Por si acaso qué? Amaia, contrólate. Esto es una operación limpieza, no una operación rescate.


Y así con todo. Ayer por la tarde me dediqué a probarme ropa y ver realmente qué puedo ponerme y qué no. Agotada estoy. De momento voy a librarme de mi colección de vaqueros trasnochados, unas sandalias azules de hace la tira de años que están horrorosas (¿por qué las he guardado tanto tiempo?), una parka que a fuerza de lavarla ya no abriga y un pantalón que en vez de pata de elefante parece que tiene pata de mamut de lo anticuado que está.


Seguiremos informando. Si sigo viva, claro. Porque cuando acabe con la ropa y los zapatos me voy a poner con los libros y los papelotes. Eso sí que va a ser una risa.

jueves, 28 de abril de 2011

Imprescindible para sobrevivir a la marabunta mediático-marujil que nos espera.



Hoy no puedo decir que mañana será otro día. Mañana será EL día. Sálvese quien pueda.

Nunca me abandones

Kazuo Ishiguro


Empujada por la curiosidad que la película del mismo título me provocó, me hice con el libro a la semana siguiente.


Su lectura me ha dejado un poco indiferente en cuanto a que no ha respondido del todo algunas de las dudas, pero no me ha decepcionado en absoluto.


La clonación es un tema delicado, y no sólo por los problemas de tipo ético. Hemos leído hasta la saciedad historias y artículos sobre los dilemas morales que la clonación humana supone, pero precisamente por eso esta novela es tan diferente a otras con la misma temática. Sin dejar de ser una novela de ciencia ficción, se centra más en los problemas de los donantes que en los problemas de quienes requieren el órgano. Me explico. Todos hemos leído o visto historias de gente que muere porque necesita un riñón o un hígado, historias lacrimógenas que nos dejan con la sensación de que si la clonación fuera posible, habría un final feliz para esas familias. Lo bueno de "Nunca me abandones" es que aborda la situación desde el otro lado: el de los donantes. Cómo se sienten sabiendo que su vida tiene una única finalidad: morir para que otros vivan. Cómo crecen, cómo se relacionan entre ellos, cómo son tratados por sus cuidadores y por la sociedad. Cómo viven los problemas típicos de la adolescencia, la sexualidad, el amor. Sus esperanzas, sus sueños no son muy diferentes de los de otros jóvenes.


No obstante, hay momentos en los que resulta lenta y espesa, y los protagonistas pueden llegar a parecer ridículos en su modo de actuar. Las relaciones de amor y amistad que mantienen resultan demasiado complicadas y llenas de malentendidos absurdos.


La película, de la que hice una breve reseña aquí, respeta totalmente la ambientación y el ritmo de la novela, pero hay algunos cambios en la historia que me han parecido fuera de lugar, porque alteran la percepción de la historia de los protagonistas.


En todo caso una novela que no dejará indiferente a nadie y que recomiendo a pesar de la lentitud de algunos pasajes.

viernes, 25 de marzo de 2011

Sobre gustos...

Me contaba ayer uno de mis mejores amigos que otro amigo suyo frecuenta uno de esos lugares de intercambio de parejas.
Por lo visto, él y su mujer suelen ir a un club en el que varias parejas se conocen en una cafetería y allí mismo, charla va, charla viene, los que se gustan y caen bien deciden irse a un lugar más discreto. Anonadada estoy.

Al preguntarle cómo es que algo así le gusta, el tipo comentaba que era un poco raro al principio.

- Hombre, miras al lado y ves que tu mujer se lo está comiendo a otro y te sientas raro... pero luego te miras y te das cuenta de que a ti te lo come la mujer del otro, así que todo está bien.

En fin. No tengo palabras ante semejante declaración.

En todo caso, la cuestión no es esa. La cuestión es qué puede llevar a una pareja a practicar este tipo de vida. Ojo. Me parece respetable si ambos están de acuerdo y se lo pasan bien. No quiero entrar en juicios morales ni nada de eso. Sólo me pregunto qué hace que el intercambio de parejas sea tan atractivo para tanta gente. Quizá la razón se encuentre en el aburrimiento y la rutina de la que hablaba en otra entrada. O simplemente en el morbo de ver a tu pareja con otra persona. O el deseo de probar cosas nuevas.

Por lo que mi amigo me ha contado, parece que la feliz parejita se ha enganchado mucho al tema, y han pasado de ir al club de marras de vez en cuando a ir prácticamente todos los fines de semana. Algo tendrá el asunto.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Nunca me abandones


Me ha dejado fría y con muchas preguntas sin responder. Vayamos por partes.

Es una historia de ciencia ficción sobre la clonación humana y las consecuencias de su práctica. Hasta ahí podría ser otra película más sobre un tema que otros ya han tratado antes. Lo novedoso radica en que no es la típica película efectista y con una banda sonora apabullante. Es, por el contrario, una película intimista que habla de sentimientos.

El punto de partida es un internado cuyos alumnos tienen una única función en la vida: servir de recambios de sus "originales". A partir de aquí el guión se centra en las relaciones entre estos niños y cómo maduran y asumen aquello para lo que fueron creados.

Como apunte, decir que está basada en una novela de Kazuo Ishiguro, autor de "Lo que queda del día".

Personalmente he encontrado la historia un poco insípida y me hubiera gustado ver un poco de rebeldía por parte de los protagonistas, pero como dijo mi acompañante, quizá estos chicos carecen de ese tipo de impulsos porque así han sido creados para mayor comodidad de la sociedad. Es posible que en la novela se aclaren este y otros puntos que no terminan de cuadrar, no lo sé.

Mi impresión es que quizá sea un buen libro con una pésima adaptación cinematográfica, pero eso no lo sabré hasta que lo lea. Aunque ya tengo el libro, debo reconocer que me da bastante pereza leerlo. Veremos.

martes, 22 de marzo de 2011

Invierno largo

Ha sido un invierno larguísimo y bastante triste, pero parece que por fin está terminando. Hay más luz y ya sólo por eso parece que nos levantamos con otra cara, pero no es cierto. La tristeza sigue ahí, no se marcha. Me gustaría meterme en la cama ahora mismo y no levantarme hasta el invierno que viene. Dormir todo el verano sin parar con la esperanza de que al despertar la pena haya desaparecido.

lunes, 28 de febrero de 2011

La red social


La vi con un poco de desconfianza, pero ha terminado gustándome.

Al principio parece la típica película de adolescentes prepotentes y listillos, pero poco a poco fui entrando en la trama. De hecho, ahora que ha pasado un poco de tiempo, me gusta todavía más.

No es que los guionistas se hayan roto los cascos, pero la historia está bien contada y los actores están en su sitio. Justin Timberlake me ha sorprendido gratamente en su papel de fundador de Napster.

Del argumento no hablo porque imagino que a estas alturas todo el mundo sabe de qué va. Eso sí, recomiendo leer los comentarios que Mark Zuckerberg ha hecho al respecto, porque al fin y al cabo él es el protagonista y lo pintan como un capullo con muchos complejos de inferioridad. El cine tiene estas cosas.

Entretenida para una de esas tardes en las que no sabemos qué hacer y no tenemos la cabeza para pensar en historias complicadas. Sin más.

sábado, 12 de febrero de 2011

La costurera



Frances de Pontes Peebles


Un descubrimiento. Compré el libro de manera totalmente fortuita, en una tienda de electrodomésticos (sí, habéis leído bien) en la que también venden unos pocos libros. Me sedujo el título y pensé que quizá sería una novela en la línea de "El club de los viernes" y otras por el estilo, pero ambientada en los comienzos del siglo XX en Brasil. Me equivoqué del todo y me alegro.

La novela nos cuenta la historia de dos hermanas, Luzia y Emilia. Ambas viven en un pueblo del interior del estado de Pernambuco, son costureras y desean escapar de su vida monótona y pobre. Ambas lo conseguirán, pero por caminos muy diferentes y que las separará para siempre.

Por debajo de la historia principal, hay una serie de tramas secundarias que permiten a la autora abordar temas como el sufragio femenino en Brasil, los abusos de quienes tienen el poder, la homosexualidad, los matrimonios de conveniencia, la frenología, el impacto de los avances como el ferrocarril o la construcción de carreteras en la vida de quienes vivían en el campo, el bandolerismo y las tradiciones populares.

En las solapas del libro comparan esta historia con las grandes sagas de Isabel Allende o Gabriel García Márquez. Me parece un poco exagerado, pero no por ello deja de ser un libro atractivo. En cualquier caso, seguiré la pista de esta autora.

miércoles, 12 de enero de 2011

Sin hogar ni lugar

Fred Vargas

Novela policíaca de las de toda la vida. Con unos investigadores, un acusado que además de inocente es un pobre hombre indefenso y simplón, y un montón de personajes secundarios entre los que buscar al verdadero culpable.

Esta novela pertenece a su trilogía de los llamados "Tres evangelistas". Se trata de tres historiadores, cada uno de ellos especializado en una época diferente. Mathias, apodado San Mateo, está especializado en la prehistoria; Marc, apodado San Marcos, especializado en la Edad Media; y finalmente Lucien, alias San Lucas, experto en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo en esta historia el peso lo lleva Ludwig, apodado el Alemán y amigo de los tres evangelistas.

La novela cumple con todos los tópicos del género, pero a pesar de eso lo he pasado bien y se lee enseguida. En cualquier caso, ésta no es la primera novela de la serie, un detalle que a veces se nota (referencias a otras aventuras, comentarios sobre sus vidas privadas que no terminas de comprender...) por lo que quizá leeré los otros dos títulos. El primero es "Que se levanten los muertos" y el segundo "Más allá, a la derecha". Si he leído éste primero ha sido sólo porque me lo habían dejado y sentía curiosidad por esta autora.

A pesar de todo, la novela tiene un punto muy negativo. A mitad de la historia supe quién era el asesino. Es más, lo adiviné en cuanto apareció en escena. No porque yo sea muy lista, sino porque como ya he dicho más arriba, la novela cumple con todos los tópicos del género. En su día leí mucha novela de este estilo, sobre todo clásicas, y tengo que decir que la señora Vargas es bastante previsible.

viernes, 7 de enero de 2011

Año nuevo, vida ¿nueva?

Comienza un nuevo año y con él todos esos propósitos que hoy estamos convencidos de cumplir pero que a lo largo de los meses irán cayendo irremediablemente. Año nuevo, vida nueva. La realidad es que casi nada cambia, pero esa ilusión de cambio es la que nos permite avanzar, aunque sea a pequeños pasos.

Para mí, la sensación de comenzar un año nuevo es como cuando era una niña y estrenaba cuadernos al comienzo del curso escolar. Esos cuadernos nuevos con tapas sin un manchita, con hojas limpias y suaves. Con ese olor tan particular. Comenzar un año nuevo es lo mismo. Tienes por delante un montón de hojas limpias y nuevecitas, y me encanta esa sensación. Luego, con el paso del tiempo, ya no haces tan buena letra como en las primeras páginas. Es posible que de vez en cuando manches alguna hoja con la merienda, y al final estás deseando terminarlo porque el que iba a ser un pulcrísimo cuaderno de deberes ha terminado siendo como todos los demás: un compendio de letras desiguales aliñado con manchas de nocilla, chorizo y alguna lágrima.

A pesar de eso, siempre estreno año con la misma ilusión con la que sigo estrenando cuadernos y agendas.

No creo que el 2011 vaya a traerme una vida nueva, pero sí me gustaría mejorar algunas cosas.

Me gustaría aprender a manejar mis emociones de manera que no afecten a mi salud. Apartarme de las personas y situaciones que me hacen daño. Leer más. Disfrutar más de las personas a las que quiero y de las cosas que me gustan.

El año nuevo no va a traerme una vida nueva, pero me conformo con disfrutar un poquito más de la que ya tengo.
 
Como decía Scarlett:. Design by Exotic Mommie. Illustraion By DaPino