jueves, 16 de diciembre de 2010

¿Derechos de los trabajadores?

En noviembre sufrí una de mis habituales crisis laborales, y una vez más me planteé si me conviene seguir donde estoy. Problemas con la jefa, camarillas internas, mala organización de centro, problemas de contrato... y lo peor de todo: la sensación de no estar enseñando nada a mis alumnos porque los criterios que se siguen no son los adecuados para niños de una escuela de música. Siento que pierdo mi tiempo y mi energía, que mi trabajo no sirve para nada, y cada vez tengo más claro que el motivo de mi eterno cansancio pueden ser las malas condiciones laborales.

Hoy, tengo un motivo más para decir que mi trabajo me está matando.

El jueves pasado se estropeó la calefacción. El lunes continuaba sin funcionar, y lo normal hubiera sido cerrar el centro y marcharnos. Pues no. Resulta que no podemos dejar a los niños sin clase, así que una servidora estuvo dando clase de cuatro de la tarde a nueve y media de la noche A DIEZ GRADOS. Desde las cinco nos tuvimos que poner los abrigos, guantes, bufandas... el resultado es que luego sales a la calle y te parece que vas desnudo. Todo esto en una época del año en la que están cayendo unas heladas de impresión.

Ayer recibo este bonito mensaje de mi jefa "A trabajar, chavales! Si podéis traer calentadores mejor". Para matarla. A pesar de los calentadores, el frío de ayer fue horroroso, y yo salí a las nueve de la noche totalmente helada y con una tiritona de aúpa.

Lo más deprimente es que el ayuntamiento cerró los demás servicios. La biblioteca, la ludoteca, las aulas de E.P.A., las clases de dibujo... todo quedó suspendido excepto la escuela de música. Me siento como una trabajadora de segunda. Soy una trabajadora de segunda. No puedo decir que el ayuntamiento, ni el alcalde, ni el concejal de cultura me hayan obligado a trabajar tapada como un esquimal y dando saltitos como Chiquito de la Calzada para entrar en calor. La culpa es de mis compañeros y mi jefa, puesto que son ellos quienes opinan que no se puede dejar a los niños sin clase. Creo que confunden la profesionalidad con la imbecilidad. Luego nos quejamos de que no nos respeten, cuando en realidad somos nosotros mismos quienes nos ponemos trabas. Si nosotros no ponemos unos límites y nos hacemos respetar, luego no podemos quejarnos.

A pesar de mis protestas, nadie quiso cerrar la escuela. Claro, algunos de mis compañeros trabajan sólo un par de horitas y luego se van a casa. La mayoría trabaja uno o dos días a la semana, así que no les parece que sea para tanto. Yo trabajo todos los días entre cuatro y cinco horas y soy la más perjudicada junto con otra profesora.

Hoy me he levantado con treinta y ocho de fiebre y el pecho congestionado. El médico me ha dicho que si no se me pasa habrá que hacer placas. Por supuesto, estoy de baja.

Que en el siglo XXI te obliguen a trabajar a diez grados y encima te envíen un mensajito recomendándote que te lleves un calentador me parece increíble, pero así están las cosas.

3 comentarios:

Geno dijo...

Vergonzoso, de verdad. En esas condiciones no se puede trabajar. Pero ¿y esos padres que envian a sus hijos a clase a esa temperatura? No me lo explico. Cuidate, guapa y que te mejores pronto

chema dijo...

madre mía, sí que es fuerte. ya no hablamos de que los trabajadores se encuentren confortables, hablamos de combatir temperaturas extremas que pueden ocasionar tanto a los profesores como a los alumnos una gripe, como ha sido tu caso, o una pulmonía... y eso ya son palabras mayores. y luego se cacarea tanto la seguridad y la salud en el trabajo...
en fin, espero que te pongas buena pronto. cuidate mucho, mucho.

Shirat dijo...

Gracias por vuestro apoyo, chicos.
Hoy me encuentro mejor, por lo menos no tengo tanta fiebre y puedo leer un poco.
Un besito.

 
Como decía Scarlett:. Design by Exotic Mommie. Illustraion By DaPino