domingo, 12 de diciembre de 2010

Atados al pasado

Anoche me dijeron que vivo más en el pasado que en el presente, y que eso no es bueno.

Cuando hablo del pasado, lo hago con nostalgia la mayor parte de las veces. Como si cualquier tiempo pasado fuera mejor.

No tengo la sensación de que cualquier tiempo pasado sea mejor, más bien al contrario. Mi vida familiar no es precisamente algo que añore, pero sí es cierto que cuando hablo de mi niñez o de las personas que conocí en otra época lo hago con cariño y con añoranza, a pesar de todo lo que ocurrió. Incluso cuando hablo de mi época de estudiante, tiendo a ser más benévola que realista, porque no fueron tiempos particularmente felices. Entonces ¿por qué lo hago? ¿por qué lo hacemos muchos de nosotros?




Creo que lo que añoro es la ilusión que sentía entonces, la sensación de que todo estaba por hacer, de que todo era posible. Con la edad vamos cerrando puertas porque vamos tomando decisiones. A veces acertamos y a veces nos equivocamos. En eso consiste madurar, y es un camino largo que nunca termina.

Añoro a la chica que fui, tan llena de fantasías y con tantos proyectos en la cabeza. No la añoro porque quiera ser ella, ni mucho menos. Me alegro de ser como soy, pero la recuerdo con cariño, como a una vieja amiga a la que no vemos hace muchos años y a la que sabemos que no volveremos a ver. Cuando veo a las adolescentes de ahora, sonrío pensando que yo fui como ellas. Igual de tontorrona, de rebelde, de provocadora y provocativa. No deseo volver atrás ni ser como era entonces, pero no puedo evitar enternecerme cuando recuerdo aquella época. Por supuesto que también era una estúpida engreída que se creía que iba a comerse el mundo, salía disfrazada de mamarracho pensando que con semejante pinta conseguiría gustarle a algún chico y me parecía que mis padres no me comprendían y eran unos pelmazos, pero incluso eso lo recuerdo con cariño.

Me desvío del título del post.

El tema surgió porque anoche estuve hablando de la adolescencia y la época de estudiante, pero en otras ocasiones me da por hablar de mis abuelos, de mi infancia o de yo qué sé qué. Quizá sea cierto que efectivamente hablo del pasado más que del presente, pero eso no significa que desee volver atrás. Por otra parte, quienes viven permanentemente atados a sus recuerdos no pueden disfrutar del presente, ése es el quid de la cuestión y lo que se me planteaba.

¿Disfruto de mi presente? Creo que sí. Yo diría que sí. ¿El comportarme como una abuelita que siempre está contando batallitas me convierte en alguien que no aprecia lo que tiene porque parece que añora lo que ya no está aquí? Yo diría que no, pero debo admitir que el razonamiento es perfectamente lógico.

Los recuerdos forman parte de nuestra vida, para unas personas más que para otras, pero se escriben en pasado y eso debe relegarlos a un segundo plano. Por higiene mental de quien recuerda, pero sobre todo por respeto a quien escucha.


4 comentarios:

chema dijo...

bueno, yo creo que el pasado es importante, porque todo lo bueno que tengamos ahora como personas se ha ido formando por las experiencias que hemos tenido, buenas o malas.
luego, resulta curioso cómo a veces nos asombra que nos gustasen algunas cosas cuando éramos niños o adolescentes (por ejemplo, alguna asignatura del colegio, algún tipo de libros, algún grupo musical...), y luego leemos uno de esos libros, o escuchamos algo de ese grupo, o lo que sea... y recordamos por qué nos gustaba. :)

COILET dijo...

eso es, el pasado ha ido haciéndonos personas, yo tb añoro épocas adolescentes en las que todo estaba por descubrir, en las que el beso de un chico era una explosión total, una sensación inusitada, cualquier pequeño sentimiento se vivía con una intensidad demoledora y parecía que te ibas a comer el mundo, pero claro, has de madurar, siempre me acuerdo del dicho ese de "volvería atrás pero sabiendo lo que sé ahora", jejeje, pq seguramente no me la hubieran dado con queso cuando era más ingenua o hubiera salido más airosa de ciertos desengaños amorosos, bueno, ya me entiendes...
Pero recordar es bueno, quedándote con aquello que te evoca una sonrisa, un guiño, un suspiro placentero, porque los recuerdos forman parte de nosotros y siempre están presentes de alguna manera.
bss

Shirat dijo...

Hola chicos.
Sí, estoy de acuerdo con vosotros en que el pasado nos ha hecho tal y como somos, pero ¿qué pasa cuando parece que lo único que hacemos es hablar de otros tiempos y además lo hacemos como si el presente fuera un pálido reflejo de lo que tuvimos? Eso es lo que me han dicho, y de ahí viene mi reflexión.
Creo que a partir de ahora me morderé más la lengua, y mis recuerdos quedarán sólo para mí y para este pequeño lugar. Me horroriza la idea de que la gente que me rodea piense que soy una petarda o una "batallitas". La verdad es que debo confesar que quien me lo ha dicho tiene parte de razón, pero sólo parte.

Un besito.

Geno dijo...

A mi me parece que a todos nos gusta recordar el pasado y contar cosas de hace años lo cual no quiere decir que no vivamos ni disfrutemos el presente.

 
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